martes, mayo 02, 2006


NARCISO, PERPLEJO Y EL SABIO

Una noche... de hace muchos muchos años atrás, tres personajes se juntaron en la cocina de un céntrico departamento penquista.

Uno tenía cara de ángel, el otro de diablo. Para terminar la triada, una chica con vocación por los hombres y la melancolía.

Discutían sobre cosas profundas desde sectores diametralmente opuestos. Todos sentían que esa noche era especial.

Perplejo opinaba que de la putrefación a la ilusión. Narciso opinaba que de la putrefación a la ilusión.

Narciso y Perplejo eran la misma persona.

El Sabio opinaba que dios, que el amor, que la pureza del pensamiento.

La chica los observaba con mirada lasciva. Ella echó a pelear a los dos gallos y contemplaba fascinada lo bello de las estocadas.

La mañana llegaba y el alcohol se acababa. Narciso y Perplejo opinaron que ya era hora de irse. El Sabio ya quería descansar.

La Chica se sentó un rato a mirar los vasos vacíos, fumó el último cigarrillo, vió como se consumía en sus dedos y se sintió grande.

Narciso, Perplejo, el Sabio y la Chica nunca volvieron a ser los mismos. Descanzan ahora 7 metros bajo la tierra que se acumula sobre sus libros.

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